Seguidores

12 de agosto de 2013

Decide.

Hay momentos en la vida en los que la situación en la que te encuentras te obliga a tomar una decisión inmediata, tan rápido que apenas te da tiempo a pensar cuál quieres elegir, y te guías por impulsos. Así, de tal modo que la decisión que eliges termina siendo la que siempre has querido, pero por miedo a que salga mal no la has manifestado antes.
En cuanto eliminas la otra opción, te vuelcas por completo en la elegida, poniendo tus ganas en ella pero a la vez también tus miedos, los mismos miedos que te impidieron tomar esa decisión antes. Ahí, de repente te das cuenta de que estás otra vez envuelto en lo de antes, esperando que ese 'y si...' se convierta en un 'sí' con certeza, pero dudas, dudas como has hecho siempre desde aquel día que se empezaron a torcer las cosas, pero de ahora en adelante lo único que piensas es 'que no se diga que nunca lo intenté'.