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5 de abril de 2012

Pum pum. Pum pum. Pum pum. Me latía rápidamente el corazón, hasta llegué a pensar que se me iba a salir del pecho. Me embutí entre la masa de muchedumbre, aunque creí que no era demasiada buena idea ya que me regalaban empujones en copiosidad. Mi cuerpo estaba totalmente inclinado, mi cadera medio dislocada, mi cabeza a lo alto para poder coger aire, mis pies cansados, mis manos perdidas entre las demás... En conclusión, un auténtico caos. Jamás pensé que iba a pasarlo tan mal, pero bueno, tenía la esperanza de que valiera la pena toda esa angustia. A medida que el sinfín de gente avanzaba, parecía que el ambiente se calmaba. Miraba cada dos por tres el reloj, parecía que las manillas no avanzaban, como si se hubiera parado el mecanismo, porque se me estaba haciendo eterna tanta espera. Finalmente, conseguí aproximarme a la puerta de entrada. Después de la chica que tenía delante, pasaba yo, cada milésima de segundo que pasaba estaba más y más nerviosa, no sabía como contenerme las lágrimas. Por fin me tocó a mi, enseñé mi entrada y mi DNI. En cuanto me lo devolvieron, eché a correr como nunca antes había corrido a pesar que un guarda me dijera que no corriera mis ansias de llegar ya eran mucho más importantes. Me paré en seco, perpleja examiné cada hueco del escenario con la máxima atención que jamás había prestado a nada. Pese a que todavía quedaban 2 horas para que comenzase, ya estaba bastante abarrotado, tanto la pista como las gradas. Me apoyé en la valla y observé como la gente que iba pasando tenía la misma reacción que yo. Todavía no entraba en mi cabeza que estuviera allí, apenas estaba a unas horas de que comenzará aquello que había deseado desde hace tanto tiempo. Le iba a tener apenas a unos metros de mi. Aquello se empezaba a llenar con muchísima rapidez, hasta que no hubiera ni un solo asiento libre, ni una plaza sin ocupar en la pista. Pum pum. Pum pum. Pum pum. Escuchaba constantemente mis latidos. 
Unos focos de color azul y morado se ubicaban en el escenario iluminando una pantalla con su foto.
Realmente fue impresionante cuando todo el mundo, tanto las gradas como nosotros en la pista nos pusimos a hacer "la ola" para darle vidilla a la espera. Cantado las canciones y gritando como locas. 
El momento más esperado iba a llegar. En la pantalla de la izquierda empezó la cuenta atrás, desde los 15:00:00 hasta el 00:00:00 (minutos/segundo/milésimas) Estábamos todos nerviosos y dando saltos constantemente. 
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Luces de todos los colores, música a todo volumen...
Primero salió el telonero con sus canciones, no estaban mal, pero veníamos a lo que veníamos. Y yo al menos, quería que saliera ya. En el momento en el que salió al escenario una cadena de sentimientos me recorrieron de pies a cabeza. Angustia, tristeza, alegría, felicidad, ansias... Todo a la vez. Lloraba y reía porque era feliz de cumplir un sueño, mi primer sueño cumplido.
Cada canción llegaba a lo más dentro del corazón. Cada palabra, cada movimiento, cada paso de baile y cada gesto era mucho más perfecto que el anterior. 

That should be me.
Cada tecla que pulsaba en el piano, caía una lágrima por mi mejilla. Cerré los ojos y me dejé llevar por los sentimientos que se me presentaban ese momento. Fueron realmente especiales. Y para finalizar:
Baby, cómo no.
Salté hasta no poder más, grité, reí, lloré. Ya ni sentía los pies, pero sinceramente... Me daba igual, ahí lo único que quería era disfrutar el momento al máximo y pasármelo como nunca. Y así hice, pasármelo como nunca. Una experiencia inolvidable, claramente. Unas lágrimas producidas por la MÁXIMA FELICIDAD. Una satisfacción increíble y ahora, a por otro sueño. Aunque nunca descartaré el volver a verle.

Att: Sara Sánchez Uceda.