Seguidores

12 de marzo de 2012

¿Has visto esa piedra afilada de ahí? Imagínate lo bien que se clavaría en tu estómago, atravesarte de lado a lado... Que sangriento, ¿no crees? Puf, acabar con tu vida así como así... ¿Crees que sería menos duro ahorcarte? Ahora está muy de moda eso de dejarte colgado de algo, que la cuerda presione tu cuello cada vez más fuerte y que tu respiración se vaya debilitando cada vez más, y ¡PÚM! ya no respires. ¿Qué cosas, eh? También esta lo de la congelación esta, pero no sé muy bien cómo va. Creo que te congelan con hidrógeno o algo así. Pero ese sistema no me mola nada. ¿Y el pegarte un tiro? No creo que duela, es cuestión de milésimas de segundo, lo que tardas en apretar el gatillo. Lo que no sé, es sí es mejor apuntarte a las sienes, a la frente, al pecho o a la boca. Ya investigaré. Podría ducharme con un ácido descomponeedor. ¿Te imaginas que se deshace todo menos los ojos? Agg, se quedarían ahí en la ducha... oh dios, que puto asco. Esa opción no quiero ni pensarla. A ver... Alguna más...¿Quemarme viva? No, demasiado doloroso. ¿Huelga de sonrisas? Tampoco, demasiado triste. ¿Colocarte tumbada en una vía de tren? Tampoco. ¿Cortarme las venas a lo "Celda 211"? Bueno podría ser, ya pensaré más, que seguro que MISTER GOOGLE me da más ideas.

Att: Sara Sánchez Uceda.